Cuando pensamos en un Centro Cívico a menudo simplificamos su oferta en dos grandes áreas: la formativa que se presenta en el programa de talleres y la cultural que se muestra con actuaciones y espectáculos. Esta es claramente una visión simplificada que invisibiliza el trabajo comunitario y social que estos equipamientos realizan. Los Centros Cívicos tienen una capacidad muy grande para generar, vehicular o diseñar proyectos que no encajan dentro de estas áreas y que, a pesar de ser muy importantes para el territorio y para las personas que participan, ocupan menos espacio en la difusión y, a menudo, quedan recogidos en un espacio llamado “otros proyectos” en los indicadores de gestión municipales.
Estos proyectos son mágicos y producen impactos reales y tangibles a las personas que participan. Uno de estos proyectos es el proyecto Engranxart que ha sido liderado por el Centro Cívico Carmel durante la pandemia y que hace unos días pudo concluir en un acto presencial, haciendo tangible el impacto y las emociones que ha generado a las persones que han participado.
El Engranxart es un proyecto social, comunitario y artístico que nace en plena pandemia y de la necesidad de mantener vivo el contacto con las vecinas y los vecinos del barrio del Carmel. Como objetivos del proyecto encontramos: combatir la soledad, especialmente la de las personas mayores y las personas jóvenes; combatir el aislamiento, producido por las restricciones de movilidad y el confinamiento y combatir la pérdida de vínculo que se produce al distanciarse de los equipamientos (escuelas, centros cívicos) que son sus espacios habituales para relacionarse.
Para conseguir estos objetivos se crearon unos tándems de relación entre las personas mayores y los y las jóvenes estudiantes de las escuelas Virolai, Ferran Tallada y otros chicos y chicas de diferentes entidades, proyectos y equipamientos del barrio (APC, Voluntarios Tándem, etc.). Estos y estas jóvenes se emparejaron con unas 40 mujeres voluntarias y, durante la pandemia, estos tándems mantuvieron contacto mediante llamadas telefónicas, videollamadas e incluso a través de correo postal. La misión de los jóvenes ha sido la de conocer mejor las vivencias e inquietudes de las persones mayores des del Carmel en estos tiempos de pandemia, recoger sus vivencias y las emociones que sentían así como generar momentos para acompañarse y de complicidad.
Las inquietudes se hicieron llegar a la artista textil Ase Suárez que diseñó un esbozo para la elaboración de un tapiz conjunto que recogiera y plasmara esas inquietudes en una obra plástica. El tapiz incluye un conjunto de piezas de arte de diferentes disciplinas textiles (aguja de gancho, bordado, patchwork, punto de cruz…) que fueron realizadas por las voluntarias.
El pasado 7 de junio por la mañana en la plaza Salvador Allende se hizo una inauguración presencial para presentar esta obra comunitaria y para dar visibilidad a este proyecto, el Engranxart, y a todas las personas que lo habían hecho posible. En el acto se encontraron las artistas tejedoras, Ase Suárez, las personas jóvenes que recogieron las inquietudes y los y las profesionales de todas los entidades implicadas en el proyecto. Se escucharon las voces de algunos y algunas de las personas protagonistas y se acompañó el acto con un espectáculo poético de títeres para adultos y la proyección de fotografías de los tándems.
Una experiencia muy enriquecedora para las personas participantes y para el equipo que diseñó el proyecto, involucro a las entidades, equipamientos, artistas… generando una experiencia vital que bien seguro ninguna de las personas participantes olvidará. El desarrollo del proyecto se ha ido grabando en video para poder difundir el proceso y las vivencias, así que, pronto, podremos compartir todas estas emociones vividas en las redes.